Un
espacio tranquilo y confortable de la casa puede ser el lugar idóneo para
colocar unos cuantos cuentos para que el niño/a se desplace libremente e
interactúe con ellos: tocándolos, oliéndolos, observándolos, lamiéndolos si
hace falta y escuchándolos. Y para ello, es imprescindible una persona atenta y
que esté presente a su lado, que le lea con sosiego y ternura. Se trata de
compartir un tiempo y disfrutar junto al niño/a.
Niña de 1 año |
Con referencia al mundo de los cuentos en edades muy tempranas hay un artículo llamado «La lectura comienza antes de los textos escritos» del psicoanalista y lingüista Evelio Cabrejo Parra que nos gustaría hacer referencia. Aquí tenéis un fragmento:
«El bebé comprende muy rápido lo que dicen los adultos. El movimiento
de la boca y el sonido que ésta produce tienen un sentido que él interpreta.
Uno admite esta función interpretativa cuando comienza a leerle textos, y si
los niños son tan sensibles a nuestra voz y rostro es porque ellos leen
permanentemente. No sabemos qué comprenden, pero sí sabemos que han comprendido
alguna cosa y que una especie de movimiento psíquico tuvo lugar. Cada niño
construye cosas diferentes que no son las mismas de los adultos, exactamente
como en la lectura del mundo, en donde sabemos que el bebé no analiza las
informaciones como el adulto.
Hay que respetar el pequeño
sentido que él elabora para permitirle construirse como sujeto, para que esta
elaboración pueda ser fuente de pensamiento y actividad lingüística»
Podéis encontrar el artículo completo en: http://es.calameo.com/read/0005729966f1ed648e079
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