Muchas veces me he preguntado si las cámaras son capaces de plasmar aquella pequeña sorpresa, aquella mirada que aparece cuando aprendemos. Si una cámara de fotos o de vídeo puede captar ese preciso momento, a veces sutil y prolongado en el tiempo, y otras veces más evidente y efímero. Sin duda, el aprendizaje está. En contacto con la infancia se respira y se observa casi a cada instante. El ojo del maestro se enfoca para ver todo lo que ocurre. Pero... ¿y la cámara?
Me gustaría dar a conocer dos documentales que pienso que son de especial interés por su manera de plasmar el día a día en sus escuelas:
El primero de ellos es Être et avoir de Nicolas Philibert, y el segundo Children full of life de Noboru Kaetsu.
La primera de ellas está grabada en una escuela rural situada en la región de Auvergne, en el norte de Francia. La segunda en la ciudad de Kanazawa, Japón.
En ambas escuelas, situadas en puntos del planeta muy dispares, aparecen un grupo de niños/as y su referente, el maestro, que les acompaña en el acto de aprender y crecer.